Taller de Escritura Creativa

Bienvenida

En este blog publicamos textos escritos por alumnos de 3º C, del IES Cerro del Viento. La profesora: Elena González.

Reinterpretar un Cuento


TAREA: Consiste en reinterpretar un cuento tradicional y contarlo, a ser posible, en verso (a la manera en que Roal Dahl lo hizo en su obra Revolting Rhymes)

Cuento : Caperucita Roja

Autor: Francisco Javier Aranda Pérez

La madre de Caperucita
la mandó a casa de la abuelita
y ella tiró por el bosque
para recoger florecitas.
El lobo la vio
y que quería comérsela decidió.
Caperucita no lo vio,
pero el lobo “pa” casa de la abuela tiró.
Allí se presentó
y a la abuelita engulló.
Mala suerte tuvo el lobo
al darle una indigestión,
y, para suerte de la abuela,
por el trasero salió.
-¡Te vas a enterar!- dijo la anciana,
y con fuerza le atizó con la palangana.
Caperucita llegó
y, al ver al lobo en el suelo,
un gran susto se llevó.
La abuelita le explicó
y Caperucita de risa lloró.


Autor: Ginés Espinosa González

La madre mandó a su hija Capa Carmesí
que llevara la merienda y no tardara en venir.
La niña, inocente, se fue en busca de flores
de varias fragancias, elegancias y colores,
olores que durmieron a la niña indefensa:
el lobo se la encuentra y piensa en calmar su hambre inmensa.
Pero es que el hambre del lobo tiene tela,
entonces se va a comerse a la abuela.
El lobo llegó al hogar
y la abuela abrió sin preguntar:
el lobo fue tan feroz que la abuela ni se llegó a asustar:
fue rápido el canino en devorar.
“Son cosas del destino”, dijo él,
y esperó a comerse a la nena sabor a miel.
“Valdrá la pena disfrazarse de antigualla:
me doy el banquete y me voy a la playa”.
Más tarde, el mamífero se calla
Ya que la niña llega y tiene que vestirse de yaya.
La niña, desafiante, tocó a la puerta
mientras leía en el felpudo: “Estás muerta”.
La muchacha alerta entró en la casa
para ver a su abuelita y saber qué le pasa.
Saludó a su abuela y le preguntó por su rostro,
por su “depilación” facial parecida a la de un monstruo
y no por sus ojos grandes y sus dientes voraces
por lo que el lobo, enfadado, le enseñó las fauces.
Pero murió al momento aletargado con el olor
de aquello que manchaba su ropa interior.
El olor horrible, el horrible olor
del marrón excremento de nauseabundo color.

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